(Aceptar que no podemos cambiar nuestras costumbres, nuestros viejos patrones de como reaccionamos ante los distintos aspectos y situaciones en que nos encontramos o nos vemos implicados en la vida, es aceptar que no tenemos nuestro propio control.)
[Aquel que ha cogido el mando del “televisor”, es quien puede cambiar los canales y ver el programa que quiere. Lo mismo ocurre si dejamos que el control de nuestras reacciones dependa de las circunstancias]