No nos dejamos arrastrar a ese vórtice de lo mundano, siendo conscientes de que eso solo es un juego al que hemos de jugar sin mancharnos, igual que el loto que permanece impoluto y sigue en el estanque.


(La flor de loto es el símbolo de la pureza, puesto que el loto nace en el fondo del lodazal de un estanque o lago, crece a través del agua y emerge a la superficie y entonces es cuando florece impoluto, espléndido y radiante. Maya son nuestros patrones de pensamiento arraigado, nuestras costumbres que creemos correctas o no tanto, nuestra manera de reaccionar con todo a nuestro alrededor. No somos conscientes de que todo eso es basura que ensucia al alma. Hay obstáculos de nuestra naturaleza (Maya) al decidir transformarnos; las costumbres están reñidas con los cambios, y recordar al Padre de nosotras las almas, es un gran cambio. Por esto Él, Dios nos recuerda “Recuérdame solo a Mí ” constantemente, puesto que constantemente tenemos dificultades debido a la resistencia a los cambios de nuestra naturaleza. La transformación llega cuando haciéndolo todo, cambiando los rasgos más perjudiciales que vamos identificando…
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