31.-LA MEDITACIÓN INSTRUYE PARA CONECTAR CON NUESTRA VOZ INTERIOR SIN CONTAMINAR

Eclipse de pensamientos negativos, inútiles y destructivos

¿Quién no ha oído alguna vez, esa inquietante parte nuestra que nunca está de acuerdo con lo que hacemos, pensamos, hablamos, etc…?

¿Quién, después de oírla, no deja escapar un suspiro de impotencia?

¿Quién, después, no sigue con su hábito acostumbrado?

MÁS O MENOS:  TODOS

Lo que ocurre es que nuestra voz interior muchas veces “se equivoca”, lo que llaman algunos: Intuición. En ocasiones la hemos tenido en cuenta y las cosas han ido muy mal, es por ello que la desoímos porque no es sabia. Hay por eso, una primera impresión de las cosas que nos advierte a la que tampoco hacemos caso y lo llevamos todo al razonamiento, es a lo que nos han acostumbrado: “tienes que razonar…,haz caso a tu mente, etc.” El problema es que nos han “moralizado”: “eso no es moral, aquello no esta bien, esto no es normal, etc.” Y así vamos, cada vez más perdidos en el marasmo de lo conveniente.

¿Qué ocurriría si hiciéramos caso a nuestro corazón? Tal como estamos, lo más seguro es que nos estampáramos contra el muro de la ignorancia. Así pues, solo hay una solución: aprender a hacer sabia esa voz, esa primera impresión y ese “corazón”

Mi experiencia, si le sirve a alguien, es que en la práctica de la meditación constante “limpiamos” todo nuestro potencial, ahora contaminado por tantos pensamientos negativos e inútiles. Porque nuestra mente está cargada con demasiado lastre, no es capaz de discernir lo que hay de auténtico en nuestro interior. Es como si hubiese un gran eclipse que anula esa luz del conocimiento que todos potencialmente tenemos. Si practicamos la meditación cada día, empezando por unos minutos al principio e incrementándola poco a poco, la mente va clarificándose y lentamente, sin tener prisa, veremos como el eclipse va desapareciendo. Y un día, no muy lejano, oiremos de nuevo esa vocecita insistente y nos atreveremos a hacerle caso porque sabremos que ya empieza a tener razón, confiaremos en ella y entonces se producirá el milagro que nunca hubiéramos imaginado:  experimentaremos felicidad.

Texto: BK Júlia