“ Los deseos son como una sombra; dadles la espalda y os seguirán “
(Cuando perseguimos los deseos, nos perdemos en esa carrera sin fin, son interminables y se suceden los unos a los otros, y a demás, la satisfacción de alcanzarlos dura lo que un suspiro, volviendo de nuevo a la insatisfacción. En cambio cuando se da un giro a las expectativas y no se espera nada, lo que nos llega lo recibimos como un regalo y llena completamente al alma porque se ha logrado gracias al esfuerzo espiritual de no desear.)