“Que transforméis el mundo a través de la trasformación de vuestra visión y actitud, y os convirtáis en una imagen que concede visiones. -Reformando vuestra actitud y haciendo divina vuestra visión, este mundo, entonces se transformará. Los que están observando, experimentarán vuestros ojos, no como ojos sino como pequeños recipientes mágicos. Esos ojos, se convertirán en los medios con los que conceder visiones-”
(Ver la pureza que hay en el ser humano que tenemos en frente, no al humano simplemente con toda su dualidad. Solo esta simple transformación de nuestra visión, estremecerá a la persona que está compartiendo con nosotros, dándole una visión de sí mismo, de la belleza de su alma desnuda de todas las capas de experiencias vividas exteriores o interiores. Y tendrá un atisbo de esperanza.)
[Por esto el Padre, el Alma Suprema, no se cansa de repetir cada día: “Haceos conscientes del alma, recordad Me solo a Mí, en éste vuestro último nacimiento”Primero nos hemos de considerar a nosotros mismos, almas.]