|
Reflexión de la Semana 20 de febrero, 2016
Las virtudes brillan hacia el exterior y en todo: en el cuerpo, en el entorno, y en la esencia del universo; llenan lo que está vacío, sanan lo que está enfermo y calman lo que está intranquilo. Pero, debajo de las virtudes, debe haber silencio, pues el silencio es el oro que realza las joyas y las protege de la dispersión y del desgaste. En el silencio, descubrimos cómo usar la riqueza, dónde invertirla e, incluso, cómo incrementar su valor. Hay una historia acerca de una tierra que, cierta vez, fue habitada por hombres y mujeres que, instintivamente, sabían cómo convivir mejor unos con otros. Y la historia cuenta que su primer habitante era una mujer llamada Lakshmi (que significa Diosa de la Riqueza o de las Virtudes) y el segundo era un hombre, Narayan (aquel que alcanzó la perfección mediante el silencio del yoga). Cuando el silencio y las virtudes caracterizan una relación entre dos personas, existe armonía. Cuando el silencio y las virtudes coexisten en una misma persona, hay perfección. La perfección es posible pues, de lo contrario, no existiría una palabra para ella. Extracto del libro:
La BELLEZA INTERIOR Anthea Church
|
|
Copyright © 2011 Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris Diputación 329, pral.- 08009 Barcelona T. 34 93 4877667 / 7874 – Fax 34 93 4877638 E-mail: reflexiones@aembk.org Web nacional: www.brahmakumaris.org/spain Web internacional: www.brahmakumaris.org Blog: brahmakumarisbarcelona.blogspot.com.es Facebook: www.facebook.com/bkbarcelona |