(La importancia del último instante antes de acostarse para pasar la noche, se hace patente cuando nos asedian pesadillas o sueños maliciosos que nos hacen levantarnos por la mañana, con la sensación de no haber desconectado ni descansado. Y con este comienzo del día, no vamos a tener fuerza suficiente para terminarlo con dignidad. Es muy bueno que en la habitación no haya televisión, transistor, etc, discusiones, ni grandes conversaciones con la compañía. Revisar lo que ha sido el día contemplando los errores con intención de superación pero sin ofuscarnos, y, pasar página. Si tenemos amistad con Dios, le damos la revisión con mucho amor y ya está. La cuestión es ir “limpio” para que yo, el alma, pueda volar libre mientras el cuerpo está todo ese tiempo restaurándose.)