(¿Quién no quisiera despertar su fortuna si tuviera ocasión? Está claro que ahora todo el mundo humano tiene su fortuna dormida, incluidos los que creen que lo han logrado todo de este mundo: palacios, yates, billones… No hay que buscar mucho para poder observarlo; lo vemos cada día en el espejo, en la calle, en el trabajo, en la tele…, todos tienen el rictus de la infelicidad debido a ser huérfanos, al ningunear al Padre de Todas las Almas. Aunque los más ricos se consuelen con sus posesiones, éstas no se las podrán llevar al Nuevo Mundo, llegarán delante del Padre ligeros de equipaje, como todos nosotros. Ni el cuerpo vamos a llevarnos, lo vamos a dejar aquí quemándose junto con el Viejo Mundo. Los que hayan comprendido en estos últimos tiempos del ciclo, que además de los padres físicos tienen un Padre Incorporal, el Padre del Alma, habrán despertado su fortuna y querrán saber más de Ese Amoroso Padre del que habían olvidado Su existencia, llamado Dios. Él siempre nos recibirá con una amorosa frase de acogida: “Mis dulces hijos amados, por tanto tiempo perdidos y ahora encontrados” El nos enseñará, en este viejo mundo, Raja Yoga y directrices para volver a ser los humanos que al principio del ciclo fuimos: seres con virtudes divinas en un mundo divino, El Mundo Nuevo de La Edad de Oro. Nos enseñará a ser como Él. Esta es la fortuna que Dios, Shiva, despierta en los hijos que empiezan a recordar que tienen Ese Otro Padre.)