Si no es porque Él nos ha dado la voluntad mediante el recuerdo y el método mediante el estudio, para cambiar…, tampoco no seríamos capaces de hacerlo.

Así, pues, les hemos de entender cuando dicen que Dios no existe y que el ser humano no puede estar sin el vicio principal.

No hace mucho, al menos algunos de nosotros, estábamos ahí, al otro lado.

Hay un dicho: antes que cura, fui monaguillo.

Emprender el camino espiritual significa desvincularse de una forma emocional del mundo en que nos relacionábamos antes. Eso no implica necesariamente convertirse en un ermitaño enterrado en alguna cueva perdida en las montañas. El hecho de convivir con el mundo anterior, nos enriquece a ambos. Si no hay relación no hay evolución. Nos potenciamos con el contacto con las ideas ajenas y con las situaciones que la sociedad genera, pero también hay que saber reconocer lo tóxico y distanciarse sutilmente. Saber mantener ese equilibrio sin ayuda…, requiere un intelecto inusual e imposible; podrá mantenerse por algún tiempo, pero luego se volverá a las andadas.

He tenido la gran suerte de volver a encontrar a Dios, y cada día Le doy gracias por haberlo hecho posible. Sin Su ayuda no habría podido dar el salto hacia el otro lado. Es como un despertar de una gran pesadilla.

La vez que vi la película Matrix, me conmocionó. Este despertar tiene mucho que ver con el significado del film. Vivimos en un mundo donde todo está establecido y marcado. Todo creemos que es lo normal: fumar, angustiarse, no ser feliz, criticar, sexo, beber alcohol hasta quedar inconscientes, etc…, incluso creemos que sin esto no hay felicidad. ¿Acaso no existe nada más? El alma continuamente lo está peguntando, porque en nuestro interior ya lo sabemos. Pero cerramos nuestros oídos y seguimos.., y, llegan las depresiones. ¿Qué no es sino la depresión?: un gran llanto desoído.