
(Aquel que no guarda rencores, desengaños, tristezas, desagrados.., tiene el corazón limpio. Cuando limpiamos esos rincones inquietantes, permitimos que la luz del amor invada las estancias del corazón del alma, entonces, alguna cosa va cambiando en nuestro interior que nos vuelve felices como niños puros. En el estado que hemos creado al limpiar, permitimos que Dios, o el nombre que se prefiera, entre en él, el corazón del alma, en donde ningún humano puede entrar. Él lo sana con su amor puro y entonces se obra el milagro del perdón. Nos perdonamos y perdonamos; entonces, las resistencias terminan.)
[¿Cómo se limpia el corazón del alma? Cuando cambiamos nuestra creencia de que el órgano del corazón físico , es el almacén de los sentimientos, podremos comenzar a extraer los pinchos que nos hacen sentir mal. Es muy sencillo: ver qué me trastorna…, discernir si lo puedo arreglar.., y sino, dejarlo ir. ¿Para qué guardar algo inútil? Es como escoger del armario lo que me sirve y lo que no me sirve. Es una cuestión de desear estar sano, Él lo hará posible.]