
Se sabe de las peregrinaciones físicas, pero nada se sabe de la peregrinación espiritual.
Las peregrinaciones que se llevan a cabo por doquier tienen un determinado objetivo. Generalmente alguien se involucra en una peregrinación para obtener una recompensa por el esfuerzo que representa, puede que deseen una visión, un logro, una conexión con Dios…etc. Puede también que se plantee como un reto de superación personal quién no tiene metas religiosas. Pero lo logrado en ella, termina a poco de haber sido llevada a cabo. Se vuelve a la rutina diaria, se bebe, se fuma, se toman drogas, se sigue siendo avaricioso, se sigue llevando la misma vida que se llevaba antes de ir a la peregrinación. Nada cambia pese haber hecho promesas.
La peregrinación espiritual es algo incógnito, se lleva a cabo en completo anonimato, se practica en todo instante, y, poco a poco va transformando nuestra vida sin darnos cuenta; hasta que un día…, miras hacia atrás.., y, ¡oh sorpresa!, ¡aquellos patrones que regían mi vida, ya no están!, o al menos se han disuelto bastante. Me veo a mí mismo como alguien que ha tomado las riendas de su vida.
El camino sigue, es muy largo, hasta que yo me vaya de este mundo voy a seguir este sendero peregrinal. Solo se trata de tener recuerdo. Recordar al Amado en todo momento y situación. De hecho, no es una peregrinación que se haga en solitario.., cuando Le recordamos, caminamos con Él. Es fácil y no es fácil; pero sí, efectivo; ¡doy fe! Pero se ha de aprender primero: es Raja Yoga.