
Si alguien ha tenido la suerte de experimentar el sentimiento de hermandad en una reunión velatoria…, es muy afortunado porque ha experimentado la consciencia de alma que existirá en el mundo nuevo.
En estos lugares la mente de las personas se torna generosa, compasiva, liviana, se vuelve clara y diáfana, se abre como nunca lo haría en la calle. Allí, en la calle, hemos conectado otra vez con las prisas, los compromisos, el tren del estres que no hace casi inhumanos…, es decir, hemos vuelto a conectar con la conciencia de cuerpo.
Un velatorio es un buen lugar para volver a conectar con nosotros mismos. Pocas oportunidades se tienen para experimentar que en realidad solo somos almas en cuerpos que dejamos tan evidentemente a la vista.