
Al meditar, a horas tempranas de la madrugada, podemos caer en varios errores. Creo que el más común es pretender mantenerse despierto como objetivo, y eso lo vamos a conseguir, pero solo eso. ¿Qué ocurre en ese momento? Pues, que estoy despierto pero me he instalado en un estado de comodidad que me vuelve a aletargar aunque mis ojos estén abiertos. Parto de la premisa que medito con los ojos abiertos. Si los cerrase.., mi cerebro interpretaria que ja es tiempo de volver a dormir.
Las ondas cerebrales que emito en el momento en que estoy despierto, sobre todo a esas horas tempranas, al cerrar los ojos, son ondas beta, las cuales me sumirán en un dulce estado de semi sueño; un falso estado meditativo en el que no soy consciente y en el que me dejo llevar por la semi inconsciencia, que va a durar un tiempo indeterminado hasta que me duerma definitivamente, en donde puede que se generen algún tipo de “visiones”. Alguien me dijo que eso no son visiones verdaderas, ¡sino pereza!
Así pues, el estado perfecto para poder tener algún tipo de realización y aprovechar la nitidez que me proporciona el ambiente a estas horas de amrit vela (2,30 a 4,30 aprox.), es ser activo mentalmente. Simplemente estar presente. Enseguida se percibe la realidad que nos envuelve como un frescor que revitaliza mente e intelecto. El estado de letargo no es malo, porque me permite observar la diferencia entre uno y otro; entonces el contraste aún me vuelve más activo y siento el estar presente más vital, y ahí.., todo puede ser posible.