Paseo nocturno llevado a su extremo.

Esta noche, paseando a orillas del mar, un escalofrío recorrió mi espina dorsal al contemplar detenidamente la estela que dejaba a lo lejos el reflejo de la luna llena en el agua agitada, en la zona de penumbra entre el horizonte perfectamente delineado con su luz y el haz tintineante que llegaba hasta mis pies.

Una inquietante intermitencia de sombras y luces dibujaban en esa zona oscura, una espectral danza interminable y constantemente cambiante de fantasmales siluetas de torsos humanos celebrando una reunión acuática con el único sonido de las olas, cada vez más embravecidas, de un mar expoliado de luz.

Por un instante sentí la necesidad de reunirme con alguien que fuera de este mundo. Me fui a sentar al lado de mi compañero en las barcas varadas en la arena, quién después de señalarle la zona de penumbra de la estela de la luna…, se quedó plasmado y me miró con asombro. Enseguida nos vinieron pensamientos de todas las personas que se han ahogado en él, ese mar que les llevaba al corazón la esperanza de una vida mejor.

Muchas almas pueden vagar desconcertadas sin encontrar cuerpos donde residir. Eso ocurre cuando hay desastres, guerras, accidentes, etc.., Hay en esos momentos demanda de cuerpos forjándose en la matriz de una madre, porque la oferta no se alinea con la demanda. Entonces nada es imposible; puede que las almas así errantes, entren en cualquier cuerpo adulto causando contratiempos o no, según sea el carácter de esas almas.

Nunca hay que tener miedo, ni dejarse llevar por el pánico si nos vienen pensamientos o experiencias como lo que acabo de narrar. Esas almas solo se instalan en cuerpos con almas débiles. La fortaleza nos la da nuestro Padre del alma, el Alma Suprema, Dios. Poniendo a Dios entre nosotros y esa visión.., no hay que preocuparse por nada.