luminiscències 2013/2025

Tu pensamiento construye tu realidad

A Dios Le invocamos cuando tenemos necesidad de Él.

transformación

Cuando las cosas nos van bien.., ni sentimos que exista, es como si creyéramos que está ahí, en un estante como una figura de plata, que está esperando que nos acordemos de ella para quitarle el polvo y para decorar “nuestra casa”. Aún y así, Él existe a tiempo total, se acuerda de nosotros según nosotros nos acordemos de Él y como es un Ser tan noble.., no tiene en cuenta nuestros olvidos, no hay rencor en Dios, si no, no sería Dios. Nosotros, si decidimos formar parte de Su familia, de pertenecerLe, (queramos o no igualmente como almas somos sus hijos) estaremos abriendo un proceso de transformación consciente de nuestro ser. De Dios no podemos pretender que solucione nuestros problemas, pero sí que podremos obtener de Él la voluntad para lograr solucionarlos, cuando Le hacemos la promesa de la pureza.

Cuando penetra en nuestra consciencia que somos hijos de Dios, como almas hijas del Alma Suprema, la promesa de la pureza, la promesa de revisarnos profundamente nuestros hábitos, pensamientos, acciones, etc., ha de ser decidida y activa; entonces nuestro Padre siente la atracción de nuestro deseo puro y la ayuda llega casi de inmediato en forma del poder de la voluntad para lograrlo. De otra forma, sin Él…, el esfuerzo para cambiar durará un tiempo limitado, porque el alma, que es la que lo hace todo, no tiene suficiente poder ahora en estos últimos tiempos del ciclo del mundo; la batería del alma se ha agotado. Sólo conectándola diariamente a la Central Eléctrica la volvemos a recargar. Ya es una batería muy vieja y como tal…, necesita recargarse a diario.

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