luminiscències 2013/2025

Tu pensamiento construye tu realidad

ESTIRPES

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A veces me he preguntado cómo un Ser tan elevado como es nuestro Padre del alma, nuestro Padre Espiritual, puede relacionarse con nosotros, las almas que hemos llegado a un nivel tan bajo de energía, costumbres y manera de actuar, sin mirarnos metafóricamente por encima de Sus hombros.

Aquí en este mundo en el que nos movemos, estamos acostumbrados a la distancia en que se mueven y nunca se mezclan las estirpes más elevadas con las clases más bajas, igual como lo hacen el agua y el aceite. Estamos acostumbrados a la arrogancia de unos, más poderosos, sobre los menos afortunados en la vida; a la arrogancia de los más inteligentes sobre los más sencillos.

Dios, en cambio, cuando llega a este mundo físico en estos momentos, se relaciona con la máxima sencillez, aún y ser consciente de la diferencia que hay entre Él y nosotras las almas que ahora estamos en nuestro más bajo estado; aún y negarle como Le negamos los más; aún y insultarle como se Le insulta tantas veces; aún y adjudicarle todas nuestras miserias…, aún y así.., sigue ahí, impertérrito, amoroso, cercano si nos acercamos a Él, deseoso de que Le lleguemos a reconocer, sin ego, sin arrogancia de ser lo que es.Sin título

Solo lo puedo comprender si hago un símil con lo que siento y deseo siendo madre. Creo que es el caso de los padres/madres de todo el mundo: “primero ellos, después nosotros”. ¿Qué sentiría como madre si viese a mis hijos caer muy bajo, más de lo que estamos acostumbrados a admitir como “normal”? El primer sentimiento que percibo es de inmensa pena. Sería consciente de la diferencia de mi estado y su estado y no afloraría arrogancia o orgullo por sentirme superior; procuraría acercarme e intentaría sacarlos del pozo en donde se encuentran.

Eso es exactamente lo que nuestro Padre Espiritual está haciendo. Este es su cometido, su única tarea, su único papel: sacar del pozo en donde se han metido Sus amados hijos después de 5000 años de ir bajando la escalera. En el último eslabón hemos perdido el equilibrio rodando por el suelo y enlodándonos hasta perder toda nuestra energía. Y lo vemos tan normal que incluso decimos que eso siempre ha sido así. Percibimos la escalinata para volver a subir, pero andamos escasos de fuerzas; el lodo nos pega al suelo.

Nuestra Madre/Padre, nos está echando una mano. Con el Raja Yoga que nos está enseñando volvemos a recuperar un poco de fuerza para poder levantar nuestro brazo y asirnos a la mano que nos tiende. Es nuestra decisión es hacerlo o no. Siempre somos libres para elegir; igual cómo lo son nuestros hijos, cuando intentamos echarles una mano. Dios no tiene ego ni arrogancia al igual que los padres con sus hijos.

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