Una magistral exposición de cómo llegar a conocerse. Es mejor no saber quién es uno, que creerse ser el rol. Cuando nos decimos a nosotros mismos que no nos conocemos, estamos iniciando la investigación. Un río siempre será un río pero nunca llevará la misma agua.
No voy a decirte quién soy.
No voy a decirte qué me gusta o qué detesto.
Qué hago y qué no hago.
Nada de hobbies, ni comidas favoritas, ni equipo de fútbol.
Nada de eso.
¿Por qué? Preguntarás…
Porque vas a juzgarme. No por quien soy de verdad, si no por las ideas que tienes sobre lo que yo te diga.
Y no hace falta que te hagas una imagen definida de mí, ¿entiendes?
Ni siquiera creo que necesites ver mi aspecto.
Porque yo no soy eso, al menos no del todo.
Hay más donde no puedes ver.
Hay mucho más ahí donde tú crees que acabó todo.
No soy mis gustos, no soy mi trabajo y casi nunca somos lo que creemos.
Somos como nos construimos, somos cada pequeño cambio, somos cada palabra nueva que inventamos.
Sólo somos eso.
No somos nada estable, nada fijo, nada que se sepa…
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