
80.- A Dios se Le llama Padre por Su pureza, motivo de imitación por nuestra parte para poder llegar a ser como Él. Así los hijos físicos imitan a sus padres físicos; así los hijos espirituales imitan a Su Padre Espiritual.
Con ese sentimiento de amor hacia los padres crecemos desde bebés, y, esa ternura se queda en el corazón hasta que los embates de la vida lo van nublando; igualmente ocurre con el amor que nos genera el recuerdo de nuestro Padre del alma, cuando meditando por la madrugada llegamos a conectar con Él.
En ese dulce momento somos como los bebés fascinados con la presencia de sus padres y a medida que va transcurriendo el día, los acontecimientos van desdibujando la amorosa fascinación; más.., en nuestra conciencia ya se ha depositado la llave del recuerdo que nos facilita, en cualquier momento del día, volverla a poner en el cerrojo de la puerta que conduce a Su más dulce visión de amor.