
Envuelta por la suave energía de la madrugada, me libero del cuerpo con mucha facilidad, sin ningún esfuerzo, y puedo ser consciente por unos momentos de mi inmortalidad.
Sentada cómodamente y despierta, me libero de la carga de sentir el cuerpo. Entonces la liviandad del ambiente a esas horas me permite “volar” por encima de mi estado físico y me siento solo un ser consciente. Ese es el estado inmortal.
La experiencia obtenida me va a permitir darme cuenta de que en realidad soy inmortal, somos inmortales. Cuando llegue mi hora llevaré esta experiencia en “mi cartera”; si no obtengo esta experiencia puedo creer que la muerte del cuerpo es mi desaparición. Pero, afortunadamente todo lo que se ha experimentado.., ya no se va a desvanecer.