Ahora se necesitan vibraciones puras
♦ Sólo podemos dar algo cuando se tiene algo.
♦ La mejor donación es la que se da con generosidad y amor.
♦ La mayor donación es la que, de forma incógnita, envío al mundo en forma de vibraciones.
♦ ¿De donde podemos proveernos de las mejores vibraciones que sanen el espíritu humano y los elementos, de lo que todo está formado, de forma mundial? De la Fuente que nunca se agota; llamadle Dios, Universo, Espíritu, Alma Suprema, Madre, o, Padre.
Tengamos esta generosidad por el mundo, por el planeta, y enviemos estas vibraciones de primera calidad allí donde más se necesita; primero nos sentiremos llenos de ellas y a continuación las podremos esparcir por todas partes:
Por unos momentos olvidémonos de todas las rutinas diarias y hagamos un paréntesis para conectar con la Fuente -sentémonos cómodamente fijando nuestra atención en nuestra respiración y así calmamos la velocidad de los pensamientos de forma automática-
….respiro …, expiro …, varias veces sintiendo la frescura del aire al entrar en los pulmones …, y sintiendo como lo suelto caliente habiendo nutrido de oxígeno nuestro cuerpo …,
…, ya se ralentizan los pensamientos …., estoy en calma …., estoy concentrada en mi interior …., siento esa calma que hay dentro de mí …., ahora es cuando puedo conectar con la Fuente …., visualizo un Punto de Luz como un Sol …, siento como me llegan Sus rayos vitalizadores …, siento estas vibraciones puras como me inunda hasta la última célula …. ., como me llenan hasta el último rincón del alma …., ahora ya estoy llena de luz vibrante …, desde donde estoy dejo que esta energía se expanda hacia el exterior …., estoy así tanto tiempo como quiero, sintiendo como me llega la energía de este Sol y como lo envío hacia el mundo, hacia el Planeta, hacia todas las personas ….
Esta meditación nos permite llenarnos y poder dar una energía que no nos vaciará, porque la Fuente con la que nos hemos conectado antes, es inagotable, y, el hecho de darla cuando nos llega, crea un círculo divino, entre nosotros y la Fuente, de recibir y dar. Hacerla a primera hora de la mañana es muy efectiva; nos llena de energía para todo el día, y hacerla durante el día, unos minutos de vez en cuando, mantiene este círculo divino y beneficia al mundo y nosotros mismos.