Los encuentros
En sus inicios las reuniones eran muy cercanas, Baba estaba a la distancia de alargar la mano, y sólo eran unas decenas de hijos alrededor del Padre. Después, ya fueron de varios cientos y ya, la distancia alejaba Su presencia física. Pasados varios años el incremento de asistencia a los Encuentros hizo necesario crear un Gran Hall en el que cabría miles; también cambió el instrumento que las presidía: Dadi Gulzar empezó a ser el receptáculo de BapDada, pero los hijos, en vez de desencantarse, aún se reunieron más y más. Yo tuve la fortuna de asistir presencialmente, hace 8 años, a uno de aquellos Encuentros, en que, además de ser una muchedumbre efervescente de amor por Dios de unas 30.000 almas/personas, se añadían los que se conectaban on-line de todo el mundo. Con la pandemia global, de nuevo tuvo que cambiar el sistema debido a las restricciones por los contagios, y debido también a que Dadi Gulzar voló; los encuentros fueron en diferido con la asistencia sólo de los residentes de Madhuban y la India. Los extranjeros asistían on-line. Y me atrevo a decir que ahora, los Encuentros nos reúnen a unos cientos de miles alrededor de las pantallas en estos momentos. En un inmediato futuro, seguramente, ni este Encuentro en este sistema, quizás tampoco sea posible. Pero una cosa es muy clara: el entusiasmo y las ganas de encontrarse con Él, en vez de mermar por los obstáculos, nos ha hecho resistentes y adaptables, y nos ha capacitado a hacer posible los Encuentros sutiles cuando ya no sea posible el Encuentro físico ni el on-line. De hecho, cada vez es más evidente que la práctica de la meditación diaria hace posible un Encuentro diario con Él, el Padre del alma, y al mismo tiempo, todas las almas que somos, en este estado, cuando estamos concentradas y meditando, estamos conectadas globalmente desde una forma sutil, a través del nexo de Dios.